(Jeremías 2:13)
Porque dos males ha hecho mi pueblo: Me han abandonado a mí, que soy fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua.
1- ABANDONAR A DIOS. QUE ES LA FUENTE DE AGUA VIVA.
-En todo el viejo testamento el YO SOY se manifestó como su sustentador en todos los aspecto.
Cuando estaban bajo el yugo de esclavitud de los Egiptos (el mundo) El Señor los libertó con mano fuerte; cuando estuvieron en el desierto, el les proveyó de maná; cuando tuvieron sed, de la Roca hizo salir agua y sacio su sed, sus vestidos dicen las escrituras que nunca se envejecieron por cuarenta años.... Dios provocó que en el desierto que su pueblo dependiera de él y el los sustentaba en todas las cosas que carecían.
En el tiempo que Jeremías profetiza... el pueblo de Israel había abandonado a la fuente de agua viva. Abandonar la fuente de agua viva significa: dejar de buscar a Dios, en pos de ser saciados espiritualmente.
Juan 4: 13. el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
2. CAVAR CISTERNAS ROTAS QUE NO RETIENEN AGUA.
Cavar cisternas rotas, nos habla de autosuficiencia, y la autosuficiencia esta comprendida por el orgullo, idolatría al "yo", por la incredulidad y por la rebeldía hacia Dios. Quien busca por otros medios ser saciado espiritualmente que no sea en Dios, esta cavando, cisternas rotas, que no pueden retener agua, porque se escurre por donde esta la hendedura, o sea... no nos pueden llenar o satisfacer completamente.
En estoy tiempos nos encontraremos por un lado, con un remanente fiel y por el otro con un pueblo apostata, que abandonaron la fuente de agua viva (Jesús) y que cavaron cisternas rotas para beber de las aguas del Nilo (Egipto- mundo) (ver Jer. 2:18)
SER CONSCIENTES QUE EL FRUTO DE LA APOSTASÍA, ES LA CONDENACIÓN, POR NO RECONOCER LO MALO Y AMARGO QUE ES ABANDONAR AL SEÑOR Y NO ARREPENTIRSE.
Jeremías 2:19.
El SEÑOR Dios * de los Ejércitos dice: “Tu maldad te castigará, y tu apostasía te condenará. Reconoce, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber abandonado al SEÑOR tu Dios y el no haberme temido.
Hechos 3:19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.
